Idioma hebreo
עברית / ‘Ivrit (Hebreo)
Hablado en:
Israel y minorías en Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Francia, México, Panamá, Reino Unido, Rusia y Uruguay.
Región:
{{{zona}}}
Hablantes:
Entre 7 y 8 millones1 (195.375 en Estados Unidos)2
Puesto:
{{{rank}}} (Ethnologue 1996)
Filiación genética:
Afro-asiático
Semítico Semítico central Semítico noroccidental Lenguas cananeas Hebreo
Estatus oficial
Oficial en:
Israel
Regulado por:
Academia del Idioma Hebreo(האקדמיה ללשון העברית)
El hebreo es una lengua semítica de la familia afroasiática hablada por cinco millones de personas, en Israel (95%) y otros dos o tres millones en comunidades judías repartidas por el mundo, sumando un total de ocho millones de hablantes. En Israel, es la lengua del Estado, así como una de las dos lenguas oficiales junto con el árabe y es hablada por la mayoría de la población.
Al margen de la Biblia, el más antiguo texto escrito con alfabeto hebreo data del siglo IX adC. A esta época pertenece la estela de Moab, escrita en dialecto cananeo-moabita, en la cual Mesha, rey de Moab, describe sus triunfos contra Omri, el rey de Israel. Guarda gran paralelismo con el 2º libro de los Reyes, capítulo 3.
En la estela de la casa de David, escrita en hebreo a mediados del siglo VIII adC, conmemora las victorias del rey sirio Hazael sobre Joram, hijo de Acab, rey de Israel, y sobre Ocozías hijo de Joram rey de Judá, de la dinastía de David. Es la mención escrita más antigua respecto a esta dinastía.
El hebreo dejó de hablarse alrededor del siglo I a.C., aunque siguió utilizándose en la literatura y, sobre todo, en la liturgia y con propósitos académicos. En Palestina fue sustituido como lengua hablada principalmente por el arameo. En cuanto a la diáspora judía, sus lenguas comunes han sido históricamente sobre todo dos: el yidis entre los judíos llamados ashkenazíes (centro y este de Europa) y el ladino o judeoespañol entre los llamados sefardíes (cuenca mediterránea).
El hebreo moderno, lengua oficial de Israel, fue recuperado por el sionismo a finales del siglo XIX para servir de lengua nacional al futuro Estado judío.
Fuentes
Aunque la Biblia es la principal fuente para el hebreo clásico, la misma lengua se usa en varias inscripciones. Entre las mejor conocidas están las del calendario Gezer (siglo X a. C.), una lista de meses definidos por el trabajo agrícola característico realizado en ellos (aunque cabe que este texto no fuera escrito por un israelita); las inscripciones Kuntillet 'Ajrud y Khirbe el-Qom (de finales del siglo IX o principios del VIII a. C.), que mencionan a Yahveh y a su Asherah; los Ostraka de Samaria (siglo VIII a. C.) recoge pagos de vino, aceite, etc.; la inscripción del túnel Siloam (finales del siglo VIII a. C.), encontrada en el túnel construido por Ezequías bajo la ciudad de David para llevar agua del manantial de Gihon hasta la Reserva de Siloam; los Ostraka de Lachish (principios del siglo VI a.C.) con mensajes militares antes de la invasión babilónica; y los ostraca Arad (del mismo periodo) recogiendo las provisiones suministradas a los soldados. La Piedra Moabita (ca. 830 a. C.), en la que el rey Mesha de Moab se jacta de sus victorias sobre los israelitas, está en un lenguaje casi idéntico al hebreo bíblico.
Filiación lingüística
Dentro del grupo noroccidental de lenguas semíticas, el hebreo pertenece a la familia cananea, que incluye al fenicio, moabita y amonita (algunos incluyen al ugarítico). La otra gran familia de la lengua semítica noroccidental es la aramea.
La palabra hebreo ('ibrît) no es usada en la lengua hasta el periodo helenístico, pero se puede leer acerca de "la lengua de Caná" en Isaías 19.18; y en 2Reyes 18.26,28 (= Isa. 36.11,13; 2Crón. 32.18) y Nehemías 13.24; los jerosolimitanos hablan yehûdît, esto es, "judeo" (más tarde "judío").
Con certeza, la similaridad entre el hebreo bíblico y el fenicio, y algunas palabras cananeas que aparecen en las cartas de Amarna desde el siglo XIV a. C., muestra que la lengua de los israelitas no difería mucho, después de todo, de la de los cananeos. Algunos han inferido de las comunes características del hebreo y el cananeo, y de las palabras "un arameo errante fue mi padre" (Deut. 26.5), que los antecesores de los israelitas hablaban arameo y que adoptaron de los cananeos la lengua más tarde conocida como hebreo.
Es dudoso, sin embargo, si Deuteronomio 26.5 pretende transmitir información sobre historia lingüística, y las afinidades del hebreo con lo que fue hablado por los cananeos pueden ser explicadas sobre la hipótesis de que los israelitas y sus antecesores ya hablaban una lengua fuertemente relacionada con la de los cananeos.
Aspectos dialectales históricos
Hubo diferencias dialectales entre los israelitas. Jueces 11.5-6 recoge que los fugitivos efraimitas eran incapaces de decir "*shibboleth" y en cambio decían "sibboleth" y por eso delataban su origen a sus enemigos gileaditas.
La Biblia hebrea fue transmitida por la gente en Judá, pero restos de otro dialecto -presumiblemente septentrional- han sido preservados en la Biblia. La Canción de Debora (Jueces 5), que parece ser de origen septentrional, usa el masculino plural acabado en -în en el v.10 y la partícula relativa sa- en el v.7, donde el dialecto de Judá habría usado -îm y 'aser, respectivamente.
Hubo otras diferencias entre el hebreo del norte y del sur, como en la segunda persona del singular femenino del pronombre y en el sufijo pronominal. Un relato como el de 2Reyes 4 (en el que el profeta del norte Elisha aparece) ha retenido también algo de su dialecto septentrional. Luego, algunas inscripciones septentrionales muestran diferencias dialectales. Por ejemplo, la palabra de la Biblia hebrea para casa es bayit, pero las inscripciones norteñas tienen bt, que refleja probablemente una pronunciación [bet], y "año" es st en contraste con el sureño snh. El libro de Oseas contiene muchas dificultades lingüísticas y textuales, y algunas de ellas puede quizá ser explicadas como resultado del dialecto norteño del profeta.
Evolución histórica
El dintel Shebna de la tumba de un mayordomo real que se encuentra en Siloam se remonta al siglo VII adC.
El hebreo cambió con el paso del tiempo. La lengua del libro de las Crónicas, por ejemplo, es diferente del de Reyes. El arameo se convirtió en la lengua dominante en la región Siro-Palestina e influenció al hebreo y, finalmente, lo desplazó en algunas áreas. Nehemías 13.24 se queja de que algunos niños de matrimonios mixtos ya no podrían hablar la lengua de Judá sino que hablaban "la lengua de Ashdod". Es posible que esto se refiera no a un vestigio de la lengua filistea (aunque esto es algo que no debe ser descartado) sino al arameo.
La lengua del Eclesiastés difiere marcadamente de la de los textos del preexilio, y las peculiaridades lingüísticas de la Canción de Salomón son con frecuencia atribuidas a una fecha tardía. Alguna gente, sin embargo, podría todavía escribir en el estilo primitivo, como se puede ver en el juicio de Jesús ben Sira, escrito alrededor del 180 a.C. y en el parcial escrito de Qumran. Con todo, tales ensayos de composición en hebreo clásico fueron intentos de arcaización. El prólogo a la traducción griega de Sirach también contiene el uso primitivo del término hebreo para la lengua del antiguo Israel.
La escritura rabínica de los primeros siglos de la era común usa una forma del hebreo que es usualmente conocida como hebreo misnaico (de la colección de tratados legales conocida como Misná, de ca. 200). Fue entonces generalmente creído que esta lengua nunca había sido usada por la gente común sino que fue una lengua erudita creada bajo la influencia del arameo. Ahora es generalmente reconocido que los rabís no confeccionaron una lengua erudita sino que usaron una forma del hebreo que se desarrolló en los últimos siglos a.C. Esta conclusión emerge desde un estudio de la naturaleza de la lengua y de las referencias en los textos rabínicos hasta su uso por la gente ordinaria, y este uso vernáculo sin duda deja entrever su presencia en el trasfondo de los rollos Copper de Qumran y en algunas cartas de la Segunda Revuelta Judía (132-135).
Aunque el hebreo se usó en Judá en el primer siglo como vernáculo, el arameo y el griego fueron también hablados, y hay evidencias de que el arameo fue dominante en el norte de Galilea. Jesús vino de Galilea, y probablemente habló arameo. Algunas de sus palabras citadas en los Evangelios están en arameo, aunque algunas (tales como "*abba" y "ephphatta") puedan ser tanto hebreo como arameo. No es improbable que también hablase hebreo, especialmente en sus visitas a Judea. Algunos estudios (ver enlaces exteriores) indican que lo más probable es que Jesús hablara hebreo con "acento de Galilea".
Varios versículos en el Nuevo Testamento parecen a primera vista referirse a la lengua hebrea, y la palabra griega traducida como "Hebreo" (hebraisti) se refiere a esa lengua en Apocalipsis 9.11; 10.16. Pero son también usadas del arameo palabras como Gabbatha en Golgotha en Juan 19.13,17, y ello probablemente denota una lengua semítica (como distinta del griego) hablada por los judíos, incluyendo tanto el hebreo como el arameo, antes que refiriéndose al hebreo en distinción del arameo. Igualmente, la expresión aramea Akeldema se dice en Hechos 1.19 en "su lengua", esto es, la lengua de la gente de Jerusalén.
Algún tiempo después de la Segunda Revuelta Judía, el hebreo murió como lengua vernácula en Palestina, probablemente a finales del siglo II o en el III. Continuó, sin embargo, siendo usado por lo judíos como una lengua religiosa, erudita y literaria, y fue también hablado en ciertas circunstancias. Fue revivida como vernáculo sólo a finales del siglo XIX, y hoy es la lengua viva del estado de Israel.
Caracterización
La lengua hebrea se escribe de derecha a izquierda con un alfabeto de veintidós letras. Originalmente, denotaban sólo consonantes, pero w, y y h han sido también usadas para representar ciertas vocales largas y vocales al final de palabra (w = /u/; y = /i/; h = /a/, /o/ y /e/; w y y fueron usadas más tarde para /o/ y /e/, respectivamente) hasta, al menos, el siglo X a. C. y w y y en el interior de palabra hasta el siglo IX. Estas consonantes auxiliares escritas para denotar vocales se emplean también en otras lenguas semíticas, y se denomina matres lectionis.
En textos procedentes de Qumran y en escritos tardíos, las letras se usaron con más profusión para representar vocales. El sistema completo de representación de vocales, añadiendo puntos a las consonantes, se desarrolló mucho más tarde, entre el siglo V y X d. C.
El actual sistema de vocalización reproduce, entonces, la pronunciación corriente de unos mil años después del final del periodo bíblico, aunque sin duda está basado en las primeras tradiciones de lectura de la Biblia.
Comparativa con el idioma español
La coincidencias entre el español y el hebreo antiguo son escasas, mientras que las existentes entre el español y el hebreo moderno son más numerosas. La razón de esto es que la lengua antigua tenía una exigua influencia de la lenguas origen del español, el latín y el griego, mientras que el hebreo moderno ha adoptado numerosos préstamos de ambos idiomas. Además, la adopción por el Estado de Israel de la norma de pronunciación sefardí (frente a la ashkenazí) supuso que la pronunciación moderna del hebreo sea casi igual a la de los judíos expulsados de España en 1492, y naturalmente próxima a la del español. Un ejemplo de ambas similitudes serían los nombres hebreos de numerosas ciencias: ביולוגיה (biologuia), גאוגרפיה (gueografia), היסטוריה (historia) etc.
Entre las coincidencias está la presencia de dos géneros gramaticales, masculino y femenino, así como la relativa libertad del orden sintáctico en las frases.
Entre las diferencias entre el hebreo (junto con otras lenguas semíticas) y el español están la presencia en el primero de las consonantes guturales ʕayin y het; las consonantes enfáticas tet, tsadik y kuf (tipos de /t/, /s/ y /k/); la sibilante sin (probablemente, la misma que hay en dialectos sur-arábigos modernos) junto con samej (/s/) y sin (/s/). En el hebreo moderno, sin embargo, tales consonantes se pronuncian con sonidos exactamente iguales que en el español de España: - ʕayin no se pronuncia - het como j /x/ - tet como t /t/ - tsadik como ts /ts/ - kuf como j,c,q /k/ - sin como s /s/ - samej como s /s/
Otras diferencias son el uso de la forma dual para ciertas formas de algunos nombres que incluyen parejas (ej. ojos, orejas, pies); el hecho de que muchas palabras deriven de raíces de tres consonantes; y un sistema verbal en el que el uso de ciertas vocales y consonantes denota diferencias en el significado (ej. katab "él escribió"; niktab "eso fue escrito"; hiktîb "él hizo escribir") y en el que hay dos formas, las llamadas perfecto e imperfecto, que fueron usadas en los últimos tiempos para denotar el pasado y el futuro, pero que habían sido empleadas en los primeros tiempos de forma que es todavía discutida.
Por último, las escasas similitudes semánticas entre ambas lenguas se deben, además de a la influencia latina y griega sobre el hebreo moderno, a la influencia del árabe sobre el español, que introdujo palabras semíticas similares en algunos casos al hebreo: לימון limón (limón). Existen además préstamos directos del hebreo bíblico al español, como 'aleluya', 'amén' o 'mesías', así como gran cantidad de nombres de pila como Juan, José, María, Jesús, Ana...
עברית / ‘Ivrit (Hebreo)
Hablado en:
Israel y minorías en Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Francia, México, Panamá, Reino Unido, Rusia y Uruguay.
Región:
{{{zona}}}
Hablantes:
Entre 7 y 8 millones1 (195.375 en Estados Unidos)2
Puesto:
{{{rank}}} (Ethnologue 1996)
Filiación genética:
Afro-asiático
Semítico Semítico central Semítico noroccidental Lenguas cananeas Hebreo
Estatus oficial
Oficial en:
Israel
Regulado por:
Academia del Idioma Hebreo(האקדמיה ללשון העברית)
El hebreo es una lengua semítica de la familia afroasiática hablada por cinco millones de personas, en Israel (95%) y otros dos o tres millones en comunidades judías repartidas por el mundo, sumando un total de ocho millones de hablantes. En Israel, es la lengua del Estado, así como una de las dos lenguas oficiales junto con el árabe y es hablada por la mayoría de la población.
Al margen de la Biblia, el más antiguo texto escrito con alfabeto hebreo data del siglo IX adC. A esta época pertenece la estela de Moab, escrita en dialecto cananeo-moabita, en la cual Mesha, rey de Moab, describe sus triunfos contra Omri, el rey de Israel. Guarda gran paralelismo con el 2º libro de los Reyes, capítulo 3.
En la estela de la casa de David, escrita en hebreo a mediados del siglo VIII adC, conmemora las victorias del rey sirio Hazael sobre Joram, hijo de Acab, rey de Israel, y sobre Ocozías hijo de Joram rey de Judá, de la dinastía de David. Es la mención escrita más antigua respecto a esta dinastía.
El hebreo dejó de hablarse alrededor del siglo I a.C., aunque siguió utilizándose en la literatura y, sobre todo, en la liturgia y con propósitos académicos. En Palestina fue sustituido como lengua hablada principalmente por el arameo. En cuanto a la diáspora judía, sus lenguas comunes han sido históricamente sobre todo dos: el yidis entre los judíos llamados ashkenazíes (centro y este de Europa) y el ladino o judeoespañol entre los llamados sefardíes (cuenca mediterránea).
El hebreo moderno, lengua oficial de Israel, fue recuperado por el sionismo a finales del siglo XIX para servir de lengua nacional al futuro Estado judío.
Fuentes
Aunque la Biblia es la principal fuente para el hebreo clásico, la misma lengua se usa en varias inscripciones. Entre las mejor conocidas están las del calendario Gezer (siglo X a. C.), una lista de meses definidos por el trabajo agrícola característico realizado en ellos (aunque cabe que este texto no fuera escrito por un israelita); las inscripciones Kuntillet 'Ajrud y Khirbe el-Qom (de finales del siglo IX o principios del VIII a. C.), que mencionan a Yahveh y a su Asherah; los Ostraka de Samaria (siglo VIII a. C.) recoge pagos de vino, aceite, etc.; la inscripción del túnel Siloam (finales del siglo VIII a. C.), encontrada en el túnel construido por Ezequías bajo la ciudad de David para llevar agua del manantial de Gihon hasta la Reserva de Siloam; los Ostraka de Lachish (principios del siglo VI a.C.) con mensajes militares antes de la invasión babilónica; y los ostraca Arad (del mismo periodo) recogiendo las provisiones suministradas a los soldados. La Piedra Moabita (ca. 830 a. C.), en la que el rey Mesha de Moab se jacta de sus victorias sobre los israelitas, está en un lenguaje casi idéntico al hebreo bíblico.
Filiación lingüística
Dentro del grupo noroccidental de lenguas semíticas, el hebreo pertenece a la familia cananea, que incluye al fenicio, moabita y amonita (algunos incluyen al ugarítico). La otra gran familia de la lengua semítica noroccidental es la aramea.
La palabra hebreo ('ibrît) no es usada en la lengua hasta el periodo helenístico, pero se puede leer acerca de "la lengua de Caná" en Isaías 19.18; y en 2Reyes 18.26,28 (= Isa. 36.11,13; 2Crón. 32.18) y Nehemías 13.24; los jerosolimitanos hablan yehûdît, esto es, "judeo" (más tarde "judío").
Con certeza, la similaridad entre el hebreo bíblico y el fenicio, y algunas palabras cananeas que aparecen en las cartas de Amarna desde el siglo XIV a. C., muestra que la lengua de los israelitas no difería mucho, después de todo, de la de los cananeos. Algunos han inferido de las comunes características del hebreo y el cananeo, y de las palabras "un arameo errante fue mi padre" (Deut. 26.5), que los antecesores de los israelitas hablaban arameo y que adoptaron de los cananeos la lengua más tarde conocida como hebreo.
Es dudoso, sin embargo, si Deuteronomio 26.5 pretende transmitir información sobre historia lingüística, y las afinidades del hebreo con lo que fue hablado por los cananeos pueden ser explicadas sobre la hipótesis de que los israelitas y sus antecesores ya hablaban una lengua fuertemente relacionada con la de los cananeos.
Aspectos dialectales históricos
Hubo diferencias dialectales entre los israelitas. Jueces 11.5-6 recoge que los fugitivos efraimitas eran incapaces de decir "*shibboleth" y en cambio decían "sibboleth" y por eso delataban su origen a sus enemigos gileaditas.
La Biblia hebrea fue transmitida por la gente en Judá, pero restos de otro dialecto -presumiblemente septentrional- han sido preservados en la Biblia. La Canción de Debora (Jueces 5), que parece ser de origen septentrional, usa el masculino plural acabado en -în en el v.10 y la partícula relativa sa- en el v.7, donde el dialecto de Judá habría usado -îm y 'aser, respectivamente.
Hubo otras diferencias entre el hebreo del norte y del sur, como en la segunda persona del singular femenino del pronombre y en el sufijo pronominal. Un relato como el de 2Reyes 4 (en el que el profeta del norte Elisha aparece) ha retenido también algo de su dialecto septentrional. Luego, algunas inscripciones septentrionales muestran diferencias dialectales. Por ejemplo, la palabra de la Biblia hebrea para casa es bayit, pero las inscripciones norteñas tienen bt, que refleja probablemente una pronunciación [bet], y "año" es st en contraste con el sureño snh. El libro de Oseas contiene muchas dificultades lingüísticas y textuales, y algunas de ellas puede quizá ser explicadas como resultado del dialecto norteño del profeta.
Evolución histórica
El dintel Shebna de la tumba de un mayordomo real que se encuentra en Siloam se remonta al siglo VII adC.
El hebreo cambió con el paso del tiempo. La lengua del libro de las Crónicas, por ejemplo, es diferente del de Reyes. El arameo se convirtió en la lengua dominante en la región Siro-Palestina e influenció al hebreo y, finalmente, lo desplazó en algunas áreas. Nehemías 13.24 se queja de que algunos niños de matrimonios mixtos ya no podrían hablar la lengua de Judá sino que hablaban "la lengua de Ashdod". Es posible que esto se refiera no a un vestigio de la lengua filistea (aunque esto es algo que no debe ser descartado) sino al arameo.
La lengua del Eclesiastés difiere marcadamente de la de los textos del preexilio, y las peculiaridades lingüísticas de la Canción de Salomón son con frecuencia atribuidas a una fecha tardía. Alguna gente, sin embargo, podría todavía escribir en el estilo primitivo, como se puede ver en el juicio de Jesús ben Sira, escrito alrededor del 180 a.C. y en el parcial escrito de Qumran. Con todo, tales ensayos de composición en hebreo clásico fueron intentos de arcaización. El prólogo a la traducción griega de Sirach también contiene el uso primitivo del término hebreo para la lengua del antiguo Israel.
La escritura rabínica de los primeros siglos de la era común usa una forma del hebreo que es usualmente conocida como hebreo misnaico (de la colección de tratados legales conocida como Misná, de ca. 200). Fue entonces generalmente creído que esta lengua nunca había sido usada por la gente común sino que fue una lengua erudita creada bajo la influencia del arameo. Ahora es generalmente reconocido que los rabís no confeccionaron una lengua erudita sino que usaron una forma del hebreo que se desarrolló en los últimos siglos a.C. Esta conclusión emerge desde un estudio de la naturaleza de la lengua y de las referencias en los textos rabínicos hasta su uso por la gente ordinaria, y este uso vernáculo sin duda deja entrever su presencia en el trasfondo de los rollos Copper de Qumran y en algunas cartas de la Segunda Revuelta Judía (132-135).
Aunque el hebreo se usó en Judá en el primer siglo como vernáculo, el arameo y el griego fueron también hablados, y hay evidencias de que el arameo fue dominante en el norte de Galilea. Jesús vino de Galilea, y probablemente habló arameo. Algunas de sus palabras citadas en los Evangelios están en arameo, aunque algunas (tales como "*abba" y "ephphatta") puedan ser tanto hebreo como arameo. No es improbable que también hablase hebreo, especialmente en sus visitas a Judea. Algunos estudios (ver enlaces exteriores) indican que lo más probable es que Jesús hablara hebreo con "acento de Galilea".
Varios versículos en el Nuevo Testamento parecen a primera vista referirse a la lengua hebrea, y la palabra griega traducida como "Hebreo" (hebraisti) se refiere a esa lengua en Apocalipsis 9.11; 10.16. Pero son también usadas del arameo palabras como Gabbatha en Golgotha en Juan 19.13,17, y ello probablemente denota una lengua semítica (como distinta del griego) hablada por los judíos, incluyendo tanto el hebreo como el arameo, antes que refiriéndose al hebreo en distinción del arameo. Igualmente, la expresión aramea Akeldema se dice en Hechos 1.19 en "su lengua", esto es, la lengua de la gente de Jerusalén.
Algún tiempo después de la Segunda Revuelta Judía, el hebreo murió como lengua vernácula en Palestina, probablemente a finales del siglo II o en el III. Continuó, sin embargo, siendo usado por lo judíos como una lengua religiosa, erudita y literaria, y fue también hablado en ciertas circunstancias. Fue revivida como vernáculo sólo a finales del siglo XIX, y hoy es la lengua viva del estado de Israel.
Caracterización
La lengua hebrea se escribe de derecha a izquierda con un alfabeto de veintidós letras. Originalmente, denotaban sólo consonantes, pero w, y y h han sido también usadas para representar ciertas vocales largas y vocales al final de palabra (w = /u/; y = /i/; h = /a/, /o/ y /e/; w y y fueron usadas más tarde para /o/ y /e/, respectivamente) hasta, al menos, el siglo X a. C. y w y y en el interior de palabra hasta el siglo IX. Estas consonantes auxiliares escritas para denotar vocales se emplean también en otras lenguas semíticas, y se denomina matres lectionis.
En textos procedentes de Qumran y en escritos tardíos, las letras se usaron con más profusión para representar vocales. El sistema completo de representación de vocales, añadiendo puntos a las consonantes, se desarrolló mucho más tarde, entre el siglo V y X d. C.
El actual sistema de vocalización reproduce, entonces, la pronunciación corriente de unos mil años después del final del periodo bíblico, aunque sin duda está basado en las primeras tradiciones de lectura de la Biblia.
Comparativa con el idioma español
La coincidencias entre el español y el hebreo antiguo son escasas, mientras que las existentes entre el español y el hebreo moderno son más numerosas. La razón de esto es que la lengua antigua tenía una exigua influencia de la lenguas origen del español, el latín y el griego, mientras que el hebreo moderno ha adoptado numerosos préstamos de ambos idiomas. Además, la adopción por el Estado de Israel de la norma de pronunciación sefardí (frente a la ashkenazí) supuso que la pronunciación moderna del hebreo sea casi igual a la de los judíos expulsados de España en 1492, y naturalmente próxima a la del español. Un ejemplo de ambas similitudes serían los nombres hebreos de numerosas ciencias: ביולוגיה (biologuia), גאוגרפיה (gueografia), היסטוריה (historia) etc.
Entre las coincidencias está la presencia de dos géneros gramaticales, masculino y femenino, así como la relativa libertad del orden sintáctico en las frases.
Entre las diferencias entre el hebreo (junto con otras lenguas semíticas) y el español están la presencia en el primero de las consonantes guturales ʕayin y het; las consonantes enfáticas tet, tsadik y kuf (tipos de /t/, /s/ y /k/); la sibilante sin (probablemente, la misma que hay en dialectos sur-arábigos modernos) junto con samej (/s/) y sin (/s/). En el hebreo moderno, sin embargo, tales consonantes se pronuncian con sonidos exactamente iguales que en el español de España: - ʕayin no se pronuncia - het como j /x/ - tet como t /t/ - tsadik como ts /ts/ - kuf como j,c,q /k/ - sin como s /s/ - samej como s /s/
Otras diferencias son el uso de la forma dual para ciertas formas de algunos nombres que incluyen parejas (ej. ojos, orejas, pies); el hecho de que muchas palabras deriven de raíces de tres consonantes; y un sistema verbal en el que el uso de ciertas vocales y consonantes denota diferencias en el significado (ej. katab "él escribió"; niktab "eso fue escrito"; hiktîb "él hizo escribir") y en el que hay dos formas, las llamadas perfecto e imperfecto, que fueron usadas en los últimos tiempos para denotar el pasado y el futuro, pero que habían sido empleadas en los primeros tiempos de forma que es todavía discutida.
Por último, las escasas similitudes semánticas entre ambas lenguas se deben, además de a la influencia latina y griega sobre el hebreo moderno, a la influencia del árabe sobre el español, que introdujo palabras semíticas similares en algunos casos al hebreo: לימון limón (limón). Existen además préstamos directos del hebreo bíblico al español, como 'aleluya', 'amén' o 'mesías', así como gran cantidad de nombres de pila como Juan, José, María, Jesús, Ana...
Simbolismo del Idioma Hebreo
La lengua hebrea escrita capta el concepto original del programa de Dios. Es el único idioma que sobrevivió después de la confusión de Babel y retuvo algo de su diseño original. La estructura del lenguaje hebreo antiguo reflejaba la estructura del ser humano. Después de todo, Dios los diseñó a ambos. El idioma (software) a propósito era compatible con el cerebro (artefacto).
En el Capítulo 10 de mi segundo libro, El Misterio del 17 de Tamuz, cito un artículo escrito por científicos que demostraron que el cerebro opera en dos modos: leyendo texto y manipulando símbolos, que es en lo que consisten las matemáticas. Nuestro cerebro puede hallar soluciones al procesar bien sea texto (hemisferio izquierdo) o símbolos matemáticos (hemisferio derecho). Algunos problemas los resolvemos principalmente con un lado de nuestro cerebro, en tanto que otros los resolvemos predominantemente con el otro lado. ¿Por qué nos sorprende que Dios nos dio un lenguaje estructurado para que refleje cómo ópera el cerebro?
Muchos versículos bíblicos contienen mensajes confirmadores ocultos dentro del texto que se revelan cuando se los superpone y analiza con lo que yo llamo el Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo. Como ya he indicado en otro lugar, cada letra del alfabeto hebreo contiene tres dimensiones:
§ Son simplemente letras comunes para formar palabras.
§ Cada letra también expresa un concepto simbólico.
§ Cada letra representa un valor matemático.
Después de la destrucción del primer templo en el antiguo Israel declinó el uso del idioma hebreo. Durante el exilio en Babilonia la mayoría de judíos aprendieron y empezaron a hablar mayormente en arameo. Con el surgimiento del helenismo, el griego se convirtió en el lenguaje popular de la filosofía, ciencia y comercio. Aunque las letras griegas y arameas tienen también valores numéricos, esos idiomas no incorporan todas las tres dimensiones lingüísticas que estaban incluidas en el texto hebreo original. Por consiguiente, debemos estudiar algunos detalles del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo a fin de determinar las fechas de la profecía bíblica.
El alfabeto hebreo contenía todo el conocimiento fundamental en cuanto a Dios que el hombre podría descubrir. En él estaba oculto el concepto de la creación, la fuente del principio del universo, y el primer paso hacia la diversidad. El hebreo antiguo no tenía numerales, y la Biblia deletrea los números en palabras en lugar de usar letras como numerales, como lo hizo el latín de Roma antigua.
El primer uso documentado de letras hebreas como numerales ocurrió durante el periodo helénico alrededor del 200 a.C., lo que quiere decir que el descubrimiento de los valores numéricos de las letras tuvo lugar antes de la era helénica. Pienso que ese descubrimiento lo hizo Daniel y otros eruditos judíos durante el cautiverio en Babilonia. Esto no debería sorprendernos dado el papel crucial que Daniel jugó como mensajero de Dios para fechar las profecías de fin de los tiempos. Daniel probablemente descubrió la estructura numérica integral en el hebreo antiguo mientras estudiaba repetidamente y a profundidad los rollos bíblicos. Confirmando la existencia de tales conceptos en ese tiempo tenemos el concepto de los días de un reino siendo “numerados” en Daniel 5:25.
Los antiguos hebreos al hablar organizaban las cosas asignándoles números según niveles de prioridad. Por ejemplo, en nuestros cuerpos el órgano más importante es el cerebro; por consiguiente, podemos asignarle el número uno (1). Para el dos (2), podemos escoger el corazón. Los hebreos usaban tablas para mostrar cómo ponían las cosas en prioridad, tales como los metales, frutas y legumbres, planetas, e incluso nuestros ciclos semanales: al primer día, domingo (el sol), le sigue el lunes (la luna). Estos conceptos se conectan con el lado físico y espiritual del hombre y están entrelazados en la trama de la historia humana.
De forma similar el Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo combina números y símbolos para explicar el universo, la tierra y nuestra existencia. Este sistema puede usarse para comprender conceptos y filosofías importantes. Estos son unos ejemplos:
La lengua hebrea escrita capta el concepto original del programa de Dios. Es el único idioma que sobrevivió después de la confusión de Babel y retuvo algo de su diseño original. La estructura del lenguaje hebreo antiguo reflejaba la estructura del ser humano. Después de todo, Dios los diseñó a ambos. El idioma (software) a propósito era compatible con el cerebro (artefacto).
En el Capítulo 10 de mi segundo libro, El Misterio del 17 de Tamuz, cito un artículo escrito por científicos que demostraron que el cerebro opera en dos modos: leyendo texto y manipulando símbolos, que es en lo que consisten las matemáticas. Nuestro cerebro puede hallar soluciones al procesar bien sea texto (hemisferio izquierdo) o símbolos matemáticos (hemisferio derecho). Algunos problemas los resolvemos principalmente con un lado de nuestro cerebro, en tanto que otros los resolvemos predominantemente con el otro lado. ¿Por qué nos sorprende que Dios nos dio un lenguaje estructurado para que refleje cómo ópera el cerebro?
Muchos versículos bíblicos contienen mensajes confirmadores ocultos dentro del texto que se revelan cuando se los superpone y analiza con lo que yo llamo el Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo. Como ya he indicado en otro lugar, cada letra del alfabeto hebreo contiene tres dimensiones:
§ Son simplemente letras comunes para formar palabras.
§ Cada letra también expresa un concepto simbólico.
§ Cada letra representa un valor matemático.
Después de la destrucción del primer templo en el antiguo Israel declinó el uso del idioma hebreo. Durante el exilio en Babilonia la mayoría de judíos aprendieron y empezaron a hablar mayormente en arameo. Con el surgimiento del helenismo, el griego se convirtió en el lenguaje popular de la filosofía, ciencia y comercio. Aunque las letras griegas y arameas tienen también valores numéricos, esos idiomas no incorporan todas las tres dimensiones lingüísticas que estaban incluidas en el texto hebreo original. Por consiguiente, debemos estudiar algunos detalles del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo a fin de determinar las fechas de la profecía bíblica.
El alfabeto hebreo contenía todo el conocimiento fundamental en cuanto a Dios que el hombre podría descubrir. En él estaba oculto el concepto de la creación, la fuente del principio del universo, y el primer paso hacia la diversidad. El hebreo antiguo no tenía numerales, y la Biblia deletrea los números en palabras en lugar de usar letras como numerales, como lo hizo el latín de Roma antigua.
El primer uso documentado de letras hebreas como numerales ocurrió durante el periodo helénico alrededor del 200 a.C., lo que quiere decir que el descubrimiento de los valores numéricos de las letras tuvo lugar antes de la era helénica. Pienso que ese descubrimiento lo hizo Daniel y otros eruditos judíos durante el cautiverio en Babilonia. Esto no debería sorprendernos dado el papel crucial que Daniel jugó como mensajero de Dios para fechar las profecías de fin de los tiempos. Daniel probablemente descubrió la estructura numérica integral en el hebreo antiguo mientras estudiaba repetidamente y a profundidad los rollos bíblicos. Confirmando la existencia de tales conceptos en ese tiempo tenemos el concepto de los días de un reino siendo “numerados” en Daniel 5:25.
Los antiguos hebreos al hablar organizaban las cosas asignándoles números según niveles de prioridad. Por ejemplo, en nuestros cuerpos el órgano más importante es el cerebro; por consiguiente, podemos asignarle el número uno (1). Para el dos (2), podemos escoger el corazón. Los hebreos usaban tablas para mostrar cómo ponían las cosas en prioridad, tales como los metales, frutas y legumbres, planetas, e incluso nuestros ciclos semanales: al primer día, domingo (el sol), le sigue el lunes (la luna). Estos conceptos se conectan con el lado físico y espiritual del hombre y están entrelazados en la trama de la historia humana.
De forma similar el Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo combina números y símbolos para explicar el universo, la tierra y nuestra existencia. Este sistema puede usarse para comprender conceptos y filosofías importantes. Estos son unos ejemplos:
No es Código Secreto
No estoy diciendo que haya algún código secreto encerrado en el texto de la Biblia, que vaya contrario a una lectura literal del texto. “Literal” no quiere decir que ignoro las analogías, figuras de expresión y otros simbolismos obvios respaldados por referencias bíblicas apropiadas. Confirmación numérica de significados y superposiciones o alineamientos no es la misma metodología que usan los místicos.
Cualquier correlación de mi uso del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo a la cábala, o a cualquier otro sistema místico de meditación religiosa o unión con lo divino, es estrictamente superficial y no tiene sustancia. Algunos conceptos son similares, por supuesto, porque se usa el mismo lenguaje antiguo y la correlación con valores numéricos es un hecho que se puede analizar apropiada o indebidamente. Todo se debe juzgar contra la clara lectura de la Biblia tomada como un todo, así como también por el contexto lógico.
A continuación doy una lista de veintidós números hebreos con sus letras correspondientes. Los significados asignados han resultado de la erudición humana respecto a cómo estos símbolos alfanuméricos se han usado en la Biblia y otra literatura hebrea antigua. Debido a que los eruditos deben interpretar el significado de en dónde y cómo se usan las letras, se hallará alguna variación en el significado asignado a cada letra dependiendo de las fuentes de referencia que se investigue. Traté de captar los significados de estos números y letras según los entiendo como ingeniero e inventor. No soy erudito judío, ni hablo hebreo.
No estoy diciendo que haya algún código secreto encerrado en el texto de la Biblia, que vaya contrario a una lectura literal del texto. “Literal” no quiere decir que ignoro las analogías, figuras de expresión y otros simbolismos obvios respaldados por referencias bíblicas apropiadas. Confirmación numérica de significados y superposiciones o alineamientos no es la misma metodología que usan los místicos.
Cualquier correlación de mi uso del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo a la cábala, o a cualquier otro sistema místico de meditación religiosa o unión con lo divino, es estrictamente superficial y no tiene sustancia. Algunos conceptos son similares, por supuesto, porque se usa el mismo lenguaje antiguo y la correlación con valores numéricos es un hecho que se puede analizar apropiada o indebidamente. Todo se debe juzgar contra la clara lectura de la Biblia tomada como un todo, así como también por el contexto lógico.
A continuación doy una lista de veintidós números hebreos con sus letras correspondientes. Los significados asignados han resultado de la erudición humana respecto a cómo estos símbolos alfanuméricos se han usado en la Biblia y otra literatura hebrea antigua. Debido a que los eruditos deben interpretar el significado de en dónde y cómo se usan las letras, se hallará alguna variación en el significado asignado a cada letra dependiendo de las fuentes de referencia que se investigue. Traté de captar los significados de estos números y letras según los entiendo como ingeniero e inventor. No soy erudito judío, ni hablo hebreo.
He organizado en un formato de tabla una presentación conceptual breve de lo que aprendí, a fin de darle un vistazo de la complejidad flexible del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo. Con esta tabla se lo puede aplicar para confirmar la lectura literal contextual de texto bíblicos difíciles, especialmente los que se relacionan a la gran tribulación
1 = alef
La primera letra del alfabeto hebreo es alef. Simboliza el principio de todo en el universo. Todo tuvo su origen en y de Dios.
Por consiguiente, alef representa a Dios el Creador, profundo misterio de unidad y armonía. Alef tiene un valor numérico de uno (1). Es el primer número primo, que significa comienzo.
Alef es una de las dos consonantes hebreas que no tiene sonido. Siempre es silente, indicando las cualidades de estar oculto, incomprensible, inexplicable, infinito.
En el idioma hebreo la palabra alef quiere decir “cabeza de toro” o cabeza de realeza (rey). En Éxodo 32, cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las tablas de piedra en que estaban tallados los Diez Mandamientos, vio que los hijos de Israel habían hecho un becerro de oro. Ellos querían simbolizar a Dios con la cabeza de un becerro. Al cubrir a su ídolo con oro trataron de legitimizar sus expresiones religiosas fraudulentas. La humanidad con frecuencia toma prestadas ideas de Dios, el Creador, para dar a sus esfuerzos una imagen de legitimidad.
Ezequiel vio en una visión cuatro seres vivientes ante el trono de Dios. Uno de ellos tenía una cabeza de toro, que representaba el mundo físico que venía de un mundo de luz.
2 = bet
Bet quiere decir “casa.” Su valor matemático es dos (2). Simboliza nuestro mundo, que es un espacio limitado dentro del universo.
Dentro de una casa hay muchos cuartos y objetos. El mundo contiene gobiernos, pueblos, civilizaciones, y miles de formas de vida. Estos conceptos son reflejos de las realidades del cielo. Jesús nos dice que hay mansiones en el cielo preparadas para los que le siguen. Esto indica que el cielo será un lugar familiar en donde nos sentiremos en casa. Una casa tiene puertas, ventanas, y un techo. Las personas están encerradas dentro de este mundo, como estando en una casa. Sin embargo, hay otros mundos aparte del nuestro.
En el idioma hebreo Génesis 1:1 empieza con “Bereshit bará Elojim,” que traducido al español es “En el principio creó Dios.” Nótese que la primera palabra de la Biblia empieza con la letra hebrea bet. Es la expresión externa del “YO SOY,” el Dios eterno.
Dos (2) es el primer número que se puede dividir; y por eso puede también significar “dualidad” o “división.” Hay dos géneros: masculino y femenino. Hay dos partes en la Biblia: el Antiguo y Nuevo Testamentos. También hay las fuerzas opuestas del bien y del mal, vida y muerte, lo bueno y lo malo. Estos conceptos se pueden entender sólo cuando bet (la casa) se conecta con Alef (Dios el Creador).
3 = guimel
Guímel quiere decir “camello.” Como concepto indica el lado físico (animal) del hombre. Su valor numérico es tres (3). Este es otro número primo que no se puede dividir.
Guímel expresa ideas pensamientos o cosas importantes. Gráficamente se le representa por un triángulo. La estrella judía se compone de dos triángulos entrelazados. El triángulo que apunta hacia arriba quiere decir “manifestación perfecta del lado físico del hombre”; el que apunta hacia abajo quiere decir “manifestación perfecta de lo espiritual.”
Guímel también quiere decir “condición de completo con carácter divino o perfección." En la Trinidad, Dios es uno (Alef) pero sus atributos se expresan en la dimensión tiempo como DiosPadre, DiosHijo y DiosEspíritu.
4 = dalet
Dalet quiere decir “puerta.” Tiene un valor matemático de cuatro (4).
La casa (bet) tiene una puerta (dalet) por la que uno puede salir y entrar. La puerta puede estar cerrada o abierta. Si la puerta está abierta, podemos ver el otro mundo. Dios nos diseñó para vivir con la puerta abierta, lo que quiere decir que experimentaremos conflicto en nuestras vidas, antes que cerrar la puerta y evitar el conflicto. Las personas viven en un mundo de guerra y conflicto, tanto dentro de sí mismo y contra la naturaleza. Dalet simboliza un mundo de oposición entre el bien y el mal, vida y muerte, justicia e injusticia.
Dalet representa “este mundo en este tiempo.” Cubre el lado físico del nuestro mundo, que existe dentro de la dimensión tiempo. Hay muchos ejemplos de este concepto de cuatro dimensiones:
§ Cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste)
§ Cuatro elementos (tierra, aire, fuego, agua)
§ Cuatro reinos (animal, vegetal, mineral, espiritual)
§ Cuatro estaciones (primavera, verano, otoño, invierno)
§ Cuatro genomes de ADN (A, G, T, C)
§ Cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas, Juan)
5 = jeh
La quinta letra hebrea es jeh, que quiere decir “ventana.” Su valor numérico es cinco (5).
Por la ventana el mundo entra en la casa, tal como por la puerta, pero en un nivel más alto. Por la ventana entra la luz, y se puede ver lo que está fuera. Si se cierra la ventana el alma queda a oscuras; se pierde la esperanza. Usted se volverá ignorante y perverso. No hay mañana para usted, y su alma lentamente morirá. Jeh también significa “el otro lado.” Esto se puede referir al cielo, al mundo espiritual, el lado inmortal del hombre, o a los ángeles y otros seres espirituales.
Otro significado de jeh es “gracia.” En Hebreos 10:29 al Espíritu Santo se le llama “el Espíritu de gracia.” Isaías 9:6 usa cinco nombres para referirse a Jesucristo:
1. Admirable,
2. Consejero,
3. Dios Fuerte,
4. Padre eterno,
5. Príncipe de Paz.
6 = Vau
Vau quiere decir “gancho” o “anzuelo.” Su valor numérico es seis (6). Vau conecta una cosa con otra.
Dios hizo a la tierra en seis días y conectó al hombre con el séptimo día. Después el tiempo antes de la creación fue unido (conectado) con el hombre después de la creación. Un significado suplementario de vau es “el hombre en su naturaleza de pecado,” que denota la influencia de Satanás sobre el hombre.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:10-12).
Este pasaje describe seis manifestaciones de la influencia de Satanás sobre el hombre: “asechanzas del diablo,” “sangre y carne,” “principados,” “potestades,” “gobernadores de las tinieblas de este siglo,” y “huestes espirituales de maldad.” También contiene tres admoniciones (“fortalézcanse,” “vístanse,” y “estar firmes”). Si se suman las tres (guímel, “ideas importantes”) a seis (vau, “el hombre en su naturaleza de pecado”), se tiene nueve (tet, “vida nueva”).
7 = zayin
Zayin quiere decir “espada o contienda” o “completo y perfección.”
El significado que se aplica en un contexto dado depende de si estamos viendo los eventos en la tierra o en el cielo. El valor numérico de zayin es siete (7). El número 49 (7 x 7) representa una doble porción de pruebas, tribulaciones, luchas, o armas (si estamos mirando a cosas terrenales). La séptima tribu de Israel, Gad, fue la primera en hacerle frente al enemigo para entrar en la tierra prometida.
Al examinar la dimensión eterna, zayin quiere decir “completo con carácter divino o perfección.” Se refiere a algo que está completo o ha sido apartado. El libro de Apocalipsis describe siete iglesias, siete espíritus, siete estrellas, siete trompetas, siete copas, y siete candeleros.
Una antigua tradición hebrea dice que estamos viviendo hoy en el “séptimo día.” La historia de los seis días de la creación repite seis veces la frase “y fue la tarde y la mañana.” En el séptimo día, sin embargo, esta frase se omite. El séptimo día es nuestra edad presente, que todavía está en proceso. A diferencia del reposo de Dios, está llena de contienda, espadas, armas, matanza y conflicto.
“Les dejo la paz de Dios,” les dijo Jesús a sus discípulos; pero cuando una persona está en paz con Dios, el mundo está en guerra contra esa persona. Debido a que aborreció a Jesús, aborrece a sus discípulos. Por eso Jesús dijo:
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa (Mateo 10:34-36).
8 = jet
Jet tiene un valor numérico de ocho (8). Quiere decir “cercado,” como en una jaula, “estar rodeado,” o “un nuevo comienzo.”
La diferencia, de nuevo, depende de si estamos mirando cosas terrenales o celestiales. Podemos tener un nuevo comienzo si dirigimos nuestra mirada al cielo. Pero nos veremos rodeados del mal si perseguimos cosas terrenales.
Ocho personas fueron salvadas del diluvio (Noé, su esposa, sus tres hijos y sus esposas). Estas ocho personas representaban un nuevo comienzo para la humanidad después de que el mundo fue destruido por agua. El número de raíz sigue siendo cuatro (4), lo que quiere decir “este mundo en este tiempo” (dalet). Cuatro varones y cuatro mujeres salieron del viejo mundo al nuevo, progresando a jeh (8), un nuevo comienzo en un nivel más alto.
9 = tet
La novena letra hebrea, tet, no es realmente una palabra, sino más bien un concepto. Indica “vida nueva.”
La tradición hebrea dice que tet representa a una mujer dando luz, o un lugar donde se introduce algo nuevo. El cuadro es el de algo que estaba oculto en la oscuridad y que sale a la luz, como una semilla que se abre paso para salir del suelo.
Otro significado de tet es “fruto,” o “espíritu.” En Gálatas 5:22-23 Pablo mencionó nueve frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fidelidad, mansedumbre, templanza. Hay nueve dones del Espíritu (1 Corintios 12:8-10) y nueve bienaventuranzas (Mateo 5:3-12).
10 = yod
Yod significa “mano.” Específicamente simboliza “la mano en reposo” porque Dios ha provisto y preparado todo lo que necesitamos.
Yod , como un nuevo nacimiento, nace de tet. La vida es transformada y continúa en un nivel más alto convirtiéndose en yod. Otro significado de yod es “ley y responsabilidad.” Los Diez Mandamientos constituyen la Ley de Dios. Hubo 10 plagas en Egipto. El diezmo (Malaquías 3:10) representa la décima parte de nuestras ganancias. Génesis contiene diez veces la frase “Dios dijo” en relación a su creación.
La primera letra del nombre antiguo de Dios en hebreo, YHVH, yod, jeh, vau, jeh, es yod. Llamado técnicamente “tetragramaton,” este nombre hebreo de cuatro letras, del Todopoderoso, es el que se usa en su pacto con Israel. Puesto que Dios es el Eterno, no es sorpresa que su nombre de pacto esté formado de tres tiempos (pasado, presente, futuro) del verbo hebreo “ser.” Es el mismo nombre con el que los creyentes son injertados en el reino de Dios (Efesios 2:12).
20 = kaf
El nivel más alto de yod continúa con la onceava letra, kaf, que quiere decir “sostener o mano que alcanza,” extendiéndose en una expresión de propósito o redención.
Kaf se conecta con el lado físico de nuestros cuerpos, indicando nuestra existencia terrenal. El signo correspondiente del zodíaco es Mercurio (kojab), en donde la redención es posible. La redención puede llevarnos más allá de nuestra existencia terrenal.
Según la ley antigua hebrea una persona tenía que tener veinte (20) años para llegar a ser ciudadano adulto, plenamente responsable ante la ley (Éxodo 30:14; Números 26:2-4, 32:22).
30 = lamed
Lamed quiere decir “aguijada,” o vara puntiaguda con que se controla y dirige a los bueyes.
Se controla al buey cuando una “mano que sostiene” (kaf) empieza una actividad, y lamed (la vara) hace que el buey avance. Lamed guiaba al “toro” de las primeras cosas (Alef) que empezó el mundo.
El otro significado de lamed es “dedicación.” Se conecta con la vida y sangre de Jesús. Él empezó su ministerio público a los treinta (30) años (Lucas 3:23). De acuerdo al Antiguo Testamento el hombre tenía que tener 30 años para poder desempeñar los deberes del sacerdote en el tabernáculo o el templo (Números 4:23ss).
Jesús fue traicionado por treinta piezas de plata, lo que fue profetizado siglos antes (Mateo 26:15; Zacarías 11:12).
El velo del templo judío tenía 30 codos de largo. Hacía separación entre el Lugar Santísimo y el Lugar Santo, en el que los sacerdotes desempeñaban sus rituales diarios. El sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo sólo una vez cada año, durante el ayuno de la expiación (Levítico 16). Jesús es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec para toda persona. Cuando murió esta cortina se partió en dos, lo que simbolizaba que su sacrificio expiatorio proveía a los creyentes directo acceso a Dios.
40 = mem
Mem es más que simplemente una letra del alfabeto. Tiene una estructura integral similar a majim, que significa “agua.”
El número cuarenta (40), cuando se lo aplica a días, meses, o años, no necesariamente significa una cantidad medible de tiempo. Más bien da la idea de algo que se relaciona con la dimensión de tiempo y vida, como una “generación.” Estos conceptos se pueden comparar al agua, que es una expansión indefinible sin bordes, condición en la cual el hombre puede ahogarse y morir.
Mem también significa que hay propósito en las “pruebas,” o en “ser sometido a prueba” en la vida de este lado. Israel pasó cuarenta años en el desierto en donde Dios lo probó antes de que cruzara el Jordán para heredar la Tierra Prometida (Deuteronomio 8:2-5). Jesús fue tentado por el diablo por 40 días (Lucas 4:1). Cuarenta días después de su resurrección Jesús ascendió al cielo (Hechos 1:3).
50 = nun
Nun da el cuadro de una najash o “serpiente.” También expresa la individualidad del hombre en la dimensión tiempo. Indica “vida con propósito al otro lado.”
Mientras el pueblo de Israel peregrinaba por el desierto, y sufrieron por las mordeduras de serpientes venenosas, a Moisés se le dijo que hiciera una serpiente de bronce y la levantara en un poste (Números 21:4-9). El que miraba a esa serpiente quedaba salvado del veneno y no moría. La imagen de esa serpiente no sólo simbólicamente les recordaba el problema original del pecado, sino que también les aseguraba que Dios había provisto un medio de salvación y restauración a la vida en medio de la experiencia del desierto. Como tal, es un tipo profético de Jesús en la cruz (Juan 3:14; 12:32-34).
Josué, hijo de Nun (50), guió a los hijos de Israel por el agua (mem = 40) a la Tierra Prometida (50 = 5x10, jeh = 5, “el otro lado”). Josué es un tipo de Jesús que nos llevará al reposo eterno en el reino de Dios (Hebreos 4:8-11).
La Toráh exigía que Israel celebre una fiesta especial de un año de duración cada cincuenta años, llamaba el Jubileo. En ese día se perdonaban todas las deudas, toda la propiedad era devuelta a sus dueños originales, se ponía en libertad a todos los esclavos, el sumo sacerdocio pasaba a otra familia, se cortaban los lazos políticos, y el dinero se volvía a revaluar a su valor original.
Cincuenta días después de la resurrección del Señor los cristianos celebran el Pentecostés, que conmemora el derramamiento del Espíritu Santo. El número cincuenta (50) también se conecta con el retorno futuro de Israel y su restauración a la tierra que Dios les dio (1968-2018).
60 = samec
Samec representa a Satanás, y también significa “serpiente,” porque Satanás se apareció como serpiente cuando originalmente tentó al hombre a pecar.
Dios le había ordenado a Adán que se multiplique y domine la tierra, pero le prohibió que coma del árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente convenció a Adán y a Eva que dudaran de esta orden. Parecía una paradoja que Dios le dijera a la primera pareja que lleven fruto y pueblen la tierra, y sin embargo les prohíba comer del fruto que les daría el conocimiento que necesitaban para sobrevivir. Así que Adán y Eva usaron su propio criterio, basando su decisión en lo que les parecía bueno para ellos al momento, en lugar de depender en la provisión de Dios para vida.
En el momento en que el hombre dio ese primer paso de desobediencia empezó a alejarse del Señor. La humanidad todavía lucha por independizarse de Dios, y por eso tenemos conflictos y dificultades en medio de un mundo malo gobernado por Satanás.
El primer acto de desobediencia a Dios en el huerto del Edén trajo el pecado al mundo. Todos los descendientes de Adán y Eva ahora llevan la enfermedad del pecado. Nos vemos obligados a preguntar: ¿Por qué estoy aquí en este planeta? ¿Adónde voy? ¿Tendrá la vida sentido algún momento?
A pesar de las dificultades de la vida todavía podemos hallar a Dios. Él ha hecho provisión para la salvación de sus hijos, de modo que podemos volver a un estado de conformidad con la naturaleza santa de Dios.
Samec también se refiere a la adoración a ídolos. La estatua que Nabucodonosor levantó y luego exigió que la adoren, tenía 60 codos de altura y 6 codos de ancho (Daniel 3:1).
70 = ayin
Ayin quiere decir “ojos” o “manantial.”
Esta letra, como alef es silente y se puede verbalizar solamente con vocales. El número setenta (70) es una expresión de “la suma total de este mundo.” La tradición hebrea antigua dice que la tierra tenía setenta naciones, setenta idiomas, setenta palabras de sabiduría y setenta ancianos para guiar al pueblo (Éxodo 24; Números 11). Esto no se refiere a un número literal, sino que es una connotación de algo completo.
El ojo interior ve al mundo en su lugar apropiado. Cuando entendemos un problema, a menudo decimos “ya veo,” queriendo decir que nuestro ojo interior ve lo que está oculto. El plano del plan de Dios para esta tierra se puede entender solamente con los ojos de ayin.
El segundo significado de ayin se refiere a un manantial de agua que brota de una montaña. Esta agua refrescante y que da vida, que brota de lugares ocultos, puede sostenernos en nuestro peregrinaje.
Setenta (70) es el número del castigo de Dios a Israel debido a su desobediencia. Muchos relatos bíblicos se conectan con ayin (70). Por setenta años Israel vivió en el exilio (Jeremías 25:11; 29:10), antes de que fueran restaurados. Daniel 9:24 profetizó que setenta (70) semanas se le concederá a Israel para que ponga fin al pecado. La restauración final de Israel durará setenta años (1948-2018).
Jesús nombró a setenta discípulos para que vayan en su nombre y prediquen las buenas nuevas (Lucas 10). En Mateo 18:21-22 Jesús dijo que hay que perdonar setenta veces siete (490 veces).
80 = pe
Pe quiere decir “boca.” Con la boca podemos hablar, hacer preguntas y comunicarnos con Dios y otras personas. También podemos alimentar nuestro cuerpo físico.
Después del encuentro con la serpiente los ojos de Adán fueron abiertos y vio que estaba desnudo. Cuando se escondió de Dios, Dios le preguntó: “¿Ajakaj?” (“¿Dónde estás tú?”). Dios sabía donde estaba escondido Adán, pero quería que Adán se comunicara con él, que expresara sus pensamientos más internos y responda con su boca (pe) (Véase Génesis 3:9-19).
En el huerto Dios visitaba al hombre en un ambiente separado, cercado de los procesos de la vida y la muerte en esa tierra. Cuando la primera pareja perdió este paraíso, les esperaba un futuro incierto. Esta experiencia tipifica la condición human universal de desdicha, intranquilidad, y vidas afligidas que se viven en dificultades. En medio de todo eso cada persona le pregunta a Dios con su boca: “¿Por qué tengo que estar sujeto a las leyes de la vida y de la muerte? La respuesta se halla en el número que sigue, tsade.
90 = tsade
Tsade significa “anzuelo.” Para sacar a un pez del agua a tierra seca necesita anzuelo.
Vivimos en la dimensión tiempo (mem = “agua”), pero alguien con un anzuelo (tsade) no saca tan pronto como la boca (pe) ha hablado. El evangelio de Jesucristo (tsade = “anzuelo,”) se predica y motiva a los que creen las buenas nuevas a confesar con la boca (pe) su pecado. Es la manera en que se recibe la vida eterna por fe.
Los seres humanos fuimos diseñados espiritualmente para vivir para siempre porque fuimos hechos a imagen de Dios, pero debido al pecado debemos tomar un desvío. De modo similar, los israelitas no entraron en la Tierra Prometida directamente después de haber salido de la esclavitud de Egipto. Más bien, deambularon por un total de 40 años en los desiertos entre Egipto y la Tierra Prometida. La mayoría de adultos murieron en ese peregrinaje; la nueva generación sobrevivió para entrar en la tierra que habían anhelado.
Jesús escogió pescadores como sus discípulos; hombres que “pescarían” personas para añadirlas al reino de Dios.
100 = cof
Kof significa “ojo de aguja.” Jesús usó la ilustración de un camello pasando por el ojo de una aguja.
Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios (Marcos 10:24-27).
Es igualmente imposible que el hombre pase al otro lado (cielo) como lo es que un camello pase por el ojo de una aguja. Jesús dijo que sólo él puede hacer que esto suceda.
A Abraham le fue prometido un hijo cuando tenía más de cien (100) años, y su esposa tenía ochenta. Dios le dijo que de los dos saldrían descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo, incluyendo realeza y el Redentor. Esto parecía una proposición imposible, pero el Señor le aseguró a Abraham que nada es imposible para él. Abraham creyó, pero Sara se río. Sabía que su cuerpo ya se había marchitado. Cuando a su debido tiempo Sara dio a luz al hijo prometido, Abraham le puso por nombre Isaac, que quiere decir “risa.”
Kof también significa “hijos de la promesa” y “elección de la gracia de Dios.” Gálatas 4:28 y Romanos 9:7-8 dice que los creyentes en Jesucristo son los “hijos de la promesa.”
El número 100 se puede expresar en el sistema hebreo como uno (1) en tres dimensiones o dominios. Los dominios pudieran representar, por ejemplo, cielo, tierra y debajo de la tierra, con Dios a la cabeza (1 = alef) sobre todo.
Cien también se escribe como uno (1) con dos ceros. El cero (0) representa un círculo. El círculo indica algo infinito, sin principio ni fin. El número cien (100) pudiera representar a alguien (1) estando dentro o fuera de un círculo (0). Jesús ilustra esto en una historia de cien ovejas:
¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños (Mateo 18:12-14).
200 = resh
Resh quiere decir "cabeza que emerge.”
La cabeza sale primero en el nacimiento. Alef es la cabeza del toro, pero resh la cabeza del hombre. Tiene una boca y puede hablar con Dios, así que resh también puede significar el cerebro en donde están ancladas y conectadas todas las funciones corporales.
Otro significado de resh es “insuficiencia,” lo que indica algo que “no es suficiente.” Los seres humanos nacidos en pecado son insuficientes para vivir en otra dimensión. Necesitamos que se nos añada algo fuera de nosotros mismos para hacernos “buenos lo suficiente” para entrar al cielo.
Cuando Jesús les dijo a los discípulos que dieran de comer a los cinco mil hombres (más las mujeres y los niños) que les habían seguido hasta las orillas del mar de Galilea, Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco” (Juan 6:7). Incluso doscientos (200) denarios no habrían sido suficientes para alimentar a la multitud. Sólo Jesucristo es suficiente para suplir todas nuestras necesidades.
300 = shin
Shin quiere decir “diente,” y se refiere a comer (acjol).
Se necesitan los dientes para comer, de modo que intervienen en el proceso de la vida y la muerte. Cuando los dientes trituran los alimentos, sus componentes, frutas, legumbres y carne, pierden su identidad individual. De una manera filosófica similar, cuando se mezclan experiencias específicas de nuestro pasado, podemos empezar a ver el significado y propósito para nuestras vidas, que se puede expresar como un sentido de bienestar general.
Todos los sentidos: gusto, olfato, acto, e incluso oído, participan al comer y para juzgar si la comida es sabrosa. Shin está conectada con la cabeza, y se acopla a lo que hace sentido en esta vida.
400 = tav
La última letra del alfabeto hebreo es tav, que quiere decir “cruz,” o “letrero.”
Abarca la región externa de la existencia como el mundo material. Tav también quiere decir “eternidad.” El número cuatrocientos (400) se puede dividir en 100 x 4. Dios en tres dimensiones o dominios (100) está en control de “este mundo en ese tiempo” (4).
Combinación de Números
Todos los números aparte de estos veintidós se escriben como combinaciones de los antedichos. Por ejemplo los números entre el 11 y el 19 no existen en el sistema numérico hebreo. Se expresan como 10 + 1, 10 + 2, 10 + 3, etc. El añadir 10 (yod) a otro número sube el significado de ese número a un nivel más alto.
El alfabeto hebreo se compone de veintidós letras. El último libro de la Biblia (Apocalipsis) tiene veintidós capítulos. Al combinar 20 (kaf, que quiere decir “sostener, o “mano que alcanza” o “redención”) con dos (bet, que significa “casa”), tenemos veintidós (22), que representa “una mano activa con propósito en mi casa.” El número veintidós (22) también puede significar “proscrito o exiliado a otro mundo.” Jacob estuvo separado de Isaac por veintidós años. José fue separado de su padre por veintidós años.
Un número grande se puede expresar multiplicando un número base por sí mismo. Por ejemplo, cuarenta y nueve (49) se puede expresar como 7 x 7. Siete (zayin) quiere decir “conflicto” o “espada”; por consiguiente, 49 (7 al cuadrado) indica siete veces más problemas que siete.
Para decidir si el significado apropiado de un número en un caso en particular se puede determinar añadiendo o multiplicando otros números componentes, debemos examinar los contextos bíblicos y comparar varios versículos bíblicos que usan ese número. Si muchas referencias indican el mismo significado o algo similar, podemos tener certeza razonable de que se ha establecido una interpretación verdadera.
Dios en Todo
Un estudio exhaustivo del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo revela que Dios ha incorporado en él su plan completo para la humanidad.
1 = Alef: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Apocalipsis 22:13).
2 = Bet: “Yo soy en el Padre, y el Padre en mí” (Juan 14:10).
3 = Guimel: DiosPadre, DiosHijo, DiosEspíritu (Mateo 28:19).
4 = Dalet: “Y aquel Verbo fue hecho carne” (Juan 1:14).
5 = Jeh: Jesús resucitó de la muerte (Lucas 24:7; Marcos 16:”).
Podríamos continuar por todo el alfabeto, y ni así captaríamos completamente el significado de Dios. Él está oculto en todo nivel del discurso humano y sus pensamientos que se expresan en el alfabeto, sin embargo nunca podríamos definirle por completo con meros símbolos como las letras del alfabeto.
El Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo me ayudó a entender y fechar el gran tribulación Dondequiera que lea profecía en la Biblia, simplemente recuerde estos números y sus significados.
1 = alef
La primera letra del alfabeto hebreo es alef. Simboliza el principio de todo en el universo. Todo tuvo su origen en y de Dios.
Por consiguiente, alef representa a Dios el Creador, profundo misterio de unidad y armonía. Alef tiene un valor numérico de uno (1). Es el primer número primo, que significa comienzo.
Alef es una de las dos consonantes hebreas que no tiene sonido. Siempre es silente, indicando las cualidades de estar oculto, incomprensible, inexplicable, infinito.
En el idioma hebreo la palabra alef quiere decir “cabeza de toro” o cabeza de realeza (rey). En Éxodo 32, cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las tablas de piedra en que estaban tallados los Diez Mandamientos, vio que los hijos de Israel habían hecho un becerro de oro. Ellos querían simbolizar a Dios con la cabeza de un becerro. Al cubrir a su ídolo con oro trataron de legitimizar sus expresiones religiosas fraudulentas. La humanidad con frecuencia toma prestadas ideas de Dios, el Creador, para dar a sus esfuerzos una imagen de legitimidad.
Ezequiel vio en una visión cuatro seres vivientes ante el trono de Dios. Uno de ellos tenía una cabeza de toro, que representaba el mundo físico que venía de un mundo de luz.
2 = bet
Bet quiere decir “casa.” Su valor matemático es dos (2). Simboliza nuestro mundo, que es un espacio limitado dentro del universo.
Dentro de una casa hay muchos cuartos y objetos. El mundo contiene gobiernos, pueblos, civilizaciones, y miles de formas de vida. Estos conceptos son reflejos de las realidades del cielo. Jesús nos dice que hay mansiones en el cielo preparadas para los que le siguen. Esto indica que el cielo será un lugar familiar en donde nos sentiremos en casa. Una casa tiene puertas, ventanas, y un techo. Las personas están encerradas dentro de este mundo, como estando en una casa. Sin embargo, hay otros mundos aparte del nuestro.
En el idioma hebreo Génesis 1:1 empieza con “Bereshit bará Elojim,” que traducido al español es “En el principio creó Dios.” Nótese que la primera palabra de la Biblia empieza con la letra hebrea bet. Es la expresión externa del “YO SOY,” el Dios eterno.
Dos (2) es el primer número que se puede dividir; y por eso puede también significar “dualidad” o “división.” Hay dos géneros: masculino y femenino. Hay dos partes en la Biblia: el Antiguo y Nuevo Testamentos. También hay las fuerzas opuestas del bien y del mal, vida y muerte, lo bueno y lo malo. Estos conceptos se pueden entender sólo cuando bet (la casa) se conecta con Alef (Dios el Creador).
3 = guimel
Guímel quiere decir “camello.” Como concepto indica el lado físico (animal) del hombre. Su valor numérico es tres (3). Este es otro número primo que no se puede dividir.
Guímel expresa ideas pensamientos o cosas importantes. Gráficamente se le representa por un triángulo. La estrella judía se compone de dos triángulos entrelazados. El triángulo que apunta hacia arriba quiere decir “manifestación perfecta del lado físico del hombre”; el que apunta hacia abajo quiere decir “manifestación perfecta de lo espiritual.”
Guímel también quiere decir “condición de completo con carácter divino o perfección." En la Trinidad, Dios es uno (Alef) pero sus atributos se expresan en la dimensión tiempo como DiosPadre, DiosHijo y DiosEspíritu.
4 = dalet
Dalet quiere decir “puerta.” Tiene un valor matemático de cuatro (4).
La casa (bet) tiene una puerta (dalet) por la que uno puede salir y entrar. La puerta puede estar cerrada o abierta. Si la puerta está abierta, podemos ver el otro mundo. Dios nos diseñó para vivir con la puerta abierta, lo que quiere decir que experimentaremos conflicto en nuestras vidas, antes que cerrar la puerta y evitar el conflicto. Las personas viven en un mundo de guerra y conflicto, tanto dentro de sí mismo y contra la naturaleza. Dalet simboliza un mundo de oposición entre el bien y el mal, vida y muerte, justicia e injusticia.
Dalet representa “este mundo en este tiempo.” Cubre el lado físico del nuestro mundo, que existe dentro de la dimensión tiempo. Hay muchos ejemplos de este concepto de cuatro dimensiones:
§ Cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste)
§ Cuatro elementos (tierra, aire, fuego, agua)
§ Cuatro reinos (animal, vegetal, mineral, espiritual)
§ Cuatro estaciones (primavera, verano, otoño, invierno)
§ Cuatro genomes de ADN (A, G, T, C)
§ Cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas, Juan)
5 = jeh
La quinta letra hebrea es jeh, que quiere decir “ventana.” Su valor numérico es cinco (5).
Por la ventana el mundo entra en la casa, tal como por la puerta, pero en un nivel más alto. Por la ventana entra la luz, y se puede ver lo que está fuera. Si se cierra la ventana el alma queda a oscuras; se pierde la esperanza. Usted se volverá ignorante y perverso. No hay mañana para usted, y su alma lentamente morirá. Jeh también significa “el otro lado.” Esto se puede referir al cielo, al mundo espiritual, el lado inmortal del hombre, o a los ángeles y otros seres espirituales.
Otro significado de jeh es “gracia.” En Hebreos 10:29 al Espíritu Santo se le llama “el Espíritu de gracia.” Isaías 9:6 usa cinco nombres para referirse a Jesucristo:
1. Admirable,
2. Consejero,
3. Dios Fuerte,
4. Padre eterno,
5. Príncipe de Paz.
6 = Vau
Vau quiere decir “gancho” o “anzuelo.” Su valor numérico es seis (6). Vau conecta una cosa con otra.
Dios hizo a la tierra en seis días y conectó al hombre con el séptimo día. Después el tiempo antes de la creación fue unido (conectado) con el hombre después de la creación. Un significado suplementario de vau es “el hombre en su naturaleza de pecado,” que denota la influencia de Satanás sobre el hombre.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:10-12).
Este pasaje describe seis manifestaciones de la influencia de Satanás sobre el hombre: “asechanzas del diablo,” “sangre y carne,” “principados,” “potestades,” “gobernadores de las tinieblas de este siglo,” y “huestes espirituales de maldad.” También contiene tres admoniciones (“fortalézcanse,” “vístanse,” y “estar firmes”). Si se suman las tres (guímel, “ideas importantes”) a seis (vau, “el hombre en su naturaleza de pecado”), se tiene nueve (tet, “vida nueva”).
7 = zayin
Zayin quiere decir “espada o contienda” o “completo y perfección.”
El significado que se aplica en un contexto dado depende de si estamos viendo los eventos en la tierra o en el cielo. El valor numérico de zayin es siete (7). El número 49 (7 x 7) representa una doble porción de pruebas, tribulaciones, luchas, o armas (si estamos mirando a cosas terrenales). La séptima tribu de Israel, Gad, fue la primera en hacerle frente al enemigo para entrar en la tierra prometida.
Al examinar la dimensión eterna, zayin quiere decir “completo con carácter divino o perfección.” Se refiere a algo que está completo o ha sido apartado. El libro de Apocalipsis describe siete iglesias, siete espíritus, siete estrellas, siete trompetas, siete copas, y siete candeleros.
Una antigua tradición hebrea dice que estamos viviendo hoy en el “séptimo día.” La historia de los seis días de la creación repite seis veces la frase “y fue la tarde y la mañana.” En el séptimo día, sin embargo, esta frase se omite. El séptimo día es nuestra edad presente, que todavía está en proceso. A diferencia del reposo de Dios, está llena de contienda, espadas, armas, matanza y conflicto.
“Les dejo la paz de Dios,” les dijo Jesús a sus discípulos; pero cuando una persona está en paz con Dios, el mundo está en guerra contra esa persona. Debido a que aborreció a Jesús, aborrece a sus discípulos. Por eso Jesús dijo:
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa (Mateo 10:34-36).
8 = jet
Jet tiene un valor numérico de ocho (8). Quiere decir “cercado,” como en una jaula, “estar rodeado,” o “un nuevo comienzo.”
La diferencia, de nuevo, depende de si estamos mirando cosas terrenales o celestiales. Podemos tener un nuevo comienzo si dirigimos nuestra mirada al cielo. Pero nos veremos rodeados del mal si perseguimos cosas terrenales.
Ocho personas fueron salvadas del diluvio (Noé, su esposa, sus tres hijos y sus esposas). Estas ocho personas representaban un nuevo comienzo para la humanidad después de que el mundo fue destruido por agua. El número de raíz sigue siendo cuatro (4), lo que quiere decir “este mundo en este tiempo” (dalet). Cuatro varones y cuatro mujeres salieron del viejo mundo al nuevo, progresando a jeh (8), un nuevo comienzo en un nivel más alto.
9 = tet
La novena letra hebrea, tet, no es realmente una palabra, sino más bien un concepto. Indica “vida nueva.”
La tradición hebrea dice que tet representa a una mujer dando luz, o un lugar donde se introduce algo nuevo. El cuadro es el de algo que estaba oculto en la oscuridad y que sale a la luz, como una semilla que se abre paso para salir del suelo.
Otro significado de tet es “fruto,” o “espíritu.” En Gálatas 5:22-23 Pablo mencionó nueve frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fidelidad, mansedumbre, templanza. Hay nueve dones del Espíritu (1 Corintios 12:8-10) y nueve bienaventuranzas (Mateo 5:3-12).
10 = yod
Yod significa “mano.” Específicamente simboliza “la mano en reposo” porque Dios ha provisto y preparado todo lo que necesitamos.
Yod , como un nuevo nacimiento, nace de tet. La vida es transformada y continúa en un nivel más alto convirtiéndose en yod. Otro significado de yod es “ley y responsabilidad.” Los Diez Mandamientos constituyen la Ley de Dios. Hubo 10 plagas en Egipto. El diezmo (Malaquías 3:10) representa la décima parte de nuestras ganancias. Génesis contiene diez veces la frase “Dios dijo” en relación a su creación.
La primera letra del nombre antiguo de Dios en hebreo, YHVH, yod, jeh, vau, jeh, es yod. Llamado técnicamente “tetragramaton,” este nombre hebreo de cuatro letras, del Todopoderoso, es el que se usa en su pacto con Israel. Puesto que Dios es el Eterno, no es sorpresa que su nombre de pacto esté formado de tres tiempos (pasado, presente, futuro) del verbo hebreo “ser.” Es el mismo nombre con el que los creyentes son injertados en el reino de Dios (Efesios 2:12).
20 = kaf
El nivel más alto de yod continúa con la onceava letra, kaf, que quiere decir “sostener o mano que alcanza,” extendiéndose en una expresión de propósito o redención.
Kaf se conecta con el lado físico de nuestros cuerpos, indicando nuestra existencia terrenal. El signo correspondiente del zodíaco es Mercurio (kojab), en donde la redención es posible. La redención puede llevarnos más allá de nuestra existencia terrenal.
Según la ley antigua hebrea una persona tenía que tener veinte (20) años para llegar a ser ciudadano adulto, plenamente responsable ante la ley (Éxodo 30:14; Números 26:2-4, 32:22).
30 = lamed
Lamed quiere decir “aguijada,” o vara puntiaguda con que se controla y dirige a los bueyes.
Se controla al buey cuando una “mano que sostiene” (kaf) empieza una actividad, y lamed (la vara) hace que el buey avance. Lamed guiaba al “toro” de las primeras cosas (Alef) que empezó el mundo.
El otro significado de lamed es “dedicación.” Se conecta con la vida y sangre de Jesús. Él empezó su ministerio público a los treinta (30) años (Lucas 3:23). De acuerdo al Antiguo Testamento el hombre tenía que tener 30 años para poder desempeñar los deberes del sacerdote en el tabernáculo o el templo (Números 4:23ss).
Jesús fue traicionado por treinta piezas de plata, lo que fue profetizado siglos antes (Mateo 26:15; Zacarías 11:12).
El velo del templo judío tenía 30 codos de largo. Hacía separación entre el Lugar Santísimo y el Lugar Santo, en el que los sacerdotes desempeñaban sus rituales diarios. El sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo sólo una vez cada año, durante el ayuno de la expiación (Levítico 16). Jesús es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec para toda persona. Cuando murió esta cortina se partió en dos, lo que simbolizaba que su sacrificio expiatorio proveía a los creyentes directo acceso a Dios.
40 = mem
Mem es más que simplemente una letra del alfabeto. Tiene una estructura integral similar a majim, que significa “agua.”
El número cuarenta (40), cuando se lo aplica a días, meses, o años, no necesariamente significa una cantidad medible de tiempo. Más bien da la idea de algo que se relaciona con la dimensión de tiempo y vida, como una “generación.” Estos conceptos se pueden comparar al agua, que es una expansión indefinible sin bordes, condición en la cual el hombre puede ahogarse y morir.
Mem también significa que hay propósito en las “pruebas,” o en “ser sometido a prueba” en la vida de este lado. Israel pasó cuarenta años en el desierto en donde Dios lo probó antes de que cruzara el Jordán para heredar la Tierra Prometida (Deuteronomio 8:2-5). Jesús fue tentado por el diablo por 40 días (Lucas 4:1). Cuarenta días después de su resurrección Jesús ascendió al cielo (Hechos 1:3).
50 = nun
Nun da el cuadro de una najash o “serpiente.” También expresa la individualidad del hombre en la dimensión tiempo. Indica “vida con propósito al otro lado.”
Mientras el pueblo de Israel peregrinaba por el desierto, y sufrieron por las mordeduras de serpientes venenosas, a Moisés se le dijo que hiciera una serpiente de bronce y la levantara en un poste (Números 21:4-9). El que miraba a esa serpiente quedaba salvado del veneno y no moría. La imagen de esa serpiente no sólo simbólicamente les recordaba el problema original del pecado, sino que también les aseguraba que Dios había provisto un medio de salvación y restauración a la vida en medio de la experiencia del desierto. Como tal, es un tipo profético de Jesús en la cruz (Juan 3:14; 12:32-34).
Josué, hijo de Nun (50), guió a los hijos de Israel por el agua (mem = 40) a la Tierra Prometida (50 = 5x10, jeh = 5, “el otro lado”). Josué es un tipo de Jesús que nos llevará al reposo eterno en el reino de Dios (Hebreos 4:8-11).
La Toráh exigía que Israel celebre una fiesta especial de un año de duración cada cincuenta años, llamaba el Jubileo. En ese día se perdonaban todas las deudas, toda la propiedad era devuelta a sus dueños originales, se ponía en libertad a todos los esclavos, el sumo sacerdocio pasaba a otra familia, se cortaban los lazos políticos, y el dinero se volvía a revaluar a su valor original.
Cincuenta días después de la resurrección del Señor los cristianos celebran el Pentecostés, que conmemora el derramamiento del Espíritu Santo. El número cincuenta (50) también se conecta con el retorno futuro de Israel y su restauración a la tierra que Dios les dio (1968-2018).
60 = samec
Samec representa a Satanás, y también significa “serpiente,” porque Satanás se apareció como serpiente cuando originalmente tentó al hombre a pecar.
Dios le había ordenado a Adán que se multiplique y domine la tierra, pero le prohibió que coma del árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente convenció a Adán y a Eva que dudaran de esta orden. Parecía una paradoja que Dios le dijera a la primera pareja que lleven fruto y pueblen la tierra, y sin embargo les prohíba comer del fruto que les daría el conocimiento que necesitaban para sobrevivir. Así que Adán y Eva usaron su propio criterio, basando su decisión en lo que les parecía bueno para ellos al momento, en lugar de depender en la provisión de Dios para vida.
En el momento en que el hombre dio ese primer paso de desobediencia empezó a alejarse del Señor. La humanidad todavía lucha por independizarse de Dios, y por eso tenemos conflictos y dificultades en medio de un mundo malo gobernado por Satanás.
El primer acto de desobediencia a Dios en el huerto del Edén trajo el pecado al mundo. Todos los descendientes de Adán y Eva ahora llevan la enfermedad del pecado. Nos vemos obligados a preguntar: ¿Por qué estoy aquí en este planeta? ¿Adónde voy? ¿Tendrá la vida sentido algún momento?
A pesar de las dificultades de la vida todavía podemos hallar a Dios. Él ha hecho provisión para la salvación de sus hijos, de modo que podemos volver a un estado de conformidad con la naturaleza santa de Dios.
Samec también se refiere a la adoración a ídolos. La estatua que Nabucodonosor levantó y luego exigió que la adoren, tenía 60 codos de altura y 6 codos de ancho (Daniel 3:1).
70 = ayin
Ayin quiere decir “ojos” o “manantial.”
Esta letra, como alef es silente y se puede verbalizar solamente con vocales. El número setenta (70) es una expresión de “la suma total de este mundo.” La tradición hebrea antigua dice que la tierra tenía setenta naciones, setenta idiomas, setenta palabras de sabiduría y setenta ancianos para guiar al pueblo (Éxodo 24; Números 11). Esto no se refiere a un número literal, sino que es una connotación de algo completo.
El ojo interior ve al mundo en su lugar apropiado. Cuando entendemos un problema, a menudo decimos “ya veo,” queriendo decir que nuestro ojo interior ve lo que está oculto. El plano del plan de Dios para esta tierra se puede entender solamente con los ojos de ayin.
El segundo significado de ayin se refiere a un manantial de agua que brota de una montaña. Esta agua refrescante y que da vida, que brota de lugares ocultos, puede sostenernos en nuestro peregrinaje.
Setenta (70) es el número del castigo de Dios a Israel debido a su desobediencia. Muchos relatos bíblicos se conectan con ayin (70). Por setenta años Israel vivió en el exilio (Jeremías 25:11; 29:10), antes de que fueran restaurados. Daniel 9:24 profetizó que setenta (70) semanas se le concederá a Israel para que ponga fin al pecado. La restauración final de Israel durará setenta años (1948-2018).
Jesús nombró a setenta discípulos para que vayan en su nombre y prediquen las buenas nuevas (Lucas 10). En Mateo 18:21-22 Jesús dijo que hay que perdonar setenta veces siete (490 veces).
80 = pe
Pe quiere decir “boca.” Con la boca podemos hablar, hacer preguntas y comunicarnos con Dios y otras personas. También podemos alimentar nuestro cuerpo físico.
Después del encuentro con la serpiente los ojos de Adán fueron abiertos y vio que estaba desnudo. Cuando se escondió de Dios, Dios le preguntó: “¿Ajakaj?” (“¿Dónde estás tú?”). Dios sabía donde estaba escondido Adán, pero quería que Adán se comunicara con él, que expresara sus pensamientos más internos y responda con su boca (pe) (Véase Génesis 3:9-19).
En el huerto Dios visitaba al hombre en un ambiente separado, cercado de los procesos de la vida y la muerte en esa tierra. Cuando la primera pareja perdió este paraíso, les esperaba un futuro incierto. Esta experiencia tipifica la condición human universal de desdicha, intranquilidad, y vidas afligidas que se viven en dificultades. En medio de todo eso cada persona le pregunta a Dios con su boca: “¿Por qué tengo que estar sujeto a las leyes de la vida y de la muerte? La respuesta se halla en el número que sigue, tsade.
90 = tsade
Tsade significa “anzuelo.” Para sacar a un pez del agua a tierra seca necesita anzuelo.
Vivimos en la dimensión tiempo (mem = “agua”), pero alguien con un anzuelo (tsade) no saca tan pronto como la boca (pe) ha hablado. El evangelio de Jesucristo (tsade = “anzuelo,”) se predica y motiva a los que creen las buenas nuevas a confesar con la boca (pe) su pecado. Es la manera en que se recibe la vida eterna por fe.
Los seres humanos fuimos diseñados espiritualmente para vivir para siempre porque fuimos hechos a imagen de Dios, pero debido al pecado debemos tomar un desvío. De modo similar, los israelitas no entraron en la Tierra Prometida directamente después de haber salido de la esclavitud de Egipto. Más bien, deambularon por un total de 40 años en los desiertos entre Egipto y la Tierra Prometida. La mayoría de adultos murieron en ese peregrinaje; la nueva generación sobrevivió para entrar en la tierra que habían anhelado.
Jesús escogió pescadores como sus discípulos; hombres que “pescarían” personas para añadirlas al reino de Dios.
100 = cof
Kof significa “ojo de aguja.” Jesús usó la ilustración de un camello pasando por el ojo de una aguja.
Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios (Marcos 10:24-27).
Es igualmente imposible que el hombre pase al otro lado (cielo) como lo es que un camello pase por el ojo de una aguja. Jesús dijo que sólo él puede hacer que esto suceda.
A Abraham le fue prometido un hijo cuando tenía más de cien (100) años, y su esposa tenía ochenta. Dios le dijo que de los dos saldrían descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo, incluyendo realeza y el Redentor. Esto parecía una proposición imposible, pero el Señor le aseguró a Abraham que nada es imposible para él. Abraham creyó, pero Sara se río. Sabía que su cuerpo ya se había marchitado. Cuando a su debido tiempo Sara dio a luz al hijo prometido, Abraham le puso por nombre Isaac, que quiere decir “risa.”
Kof también significa “hijos de la promesa” y “elección de la gracia de Dios.” Gálatas 4:28 y Romanos 9:7-8 dice que los creyentes en Jesucristo son los “hijos de la promesa.”
El número 100 se puede expresar en el sistema hebreo como uno (1) en tres dimensiones o dominios. Los dominios pudieran representar, por ejemplo, cielo, tierra y debajo de la tierra, con Dios a la cabeza (1 = alef) sobre todo.
Cien también se escribe como uno (1) con dos ceros. El cero (0) representa un círculo. El círculo indica algo infinito, sin principio ni fin. El número cien (100) pudiera representar a alguien (1) estando dentro o fuera de un círculo (0). Jesús ilustra esto en una historia de cien ovejas:
¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños (Mateo 18:12-14).
200 = resh
Resh quiere decir "cabeza que emerge.”
La cabeza sale primero en el nacimiento. Alef es la cabeza del toro, pero resh la cabeza del hombre. Tiene una boca y puede hablar con Dios, así que resh también puede significar el cerebro en donde están ancladas y conectadas todas las funciones corporales.
Otro significado de resh es “insuficiencia,” lo que indica algo que “no es suficiente.” Los seres humanos nacidos en pecado son insuficientes para vivir en otra dimensión. Necesitamos que se nos añada algo fuera de nosotros mismos para hacernos “buenos lo suficiente” para entrar al cielo.
Cuando Jesús les dijo a los discípulos que dieran de comer a los cinco mil hombres (más las mujeres y los niños) que les habían seguido hasta las orillas del mar de Galilea, Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco” (Juan 6:7). Incluso doscientos (200) denarios no habrían sido suficientes para alimentar a la multitud. Sólo Jesucristo es suficiente para suplir todas nuestras necesidades.
300 = shin
Shin quiere decir “diente,” y se refiere a comer (acjol).
Se necesitan los dientes para comer, de modo que intervienen en el proceso de la vida y la muerte. Cuando los dientes trituran los alimentos, sus componentes, frutas, legumbres y carne, pierden su identidad individual. De una manera filosófica similar, cuando se mezclan experiencias específicas de nuestro pasado, podemos empezar a ver el significado y propósito para nuestras vidas, que se puede expresar como un sentido de bienestar general.
Todos los sentidos: gusto, olfato, acto, e incluso oído, participan al comer y para juzgar si la comida es sabrosa. Shin está conectada con la cabeza, y se acopla a lo que hace sentido en esta vida.
400 = tav
La última letra del alfabeto hebreo es tav, que quiere decir “cruz,” o “letrero.”
Abarca la región externa de la existencia como el mundo material. Tav también quiere decir “eternidad.” El número cuatrocientos (400) se puede dividir en 100 x 4. Dios en tres dimensiones o dominios (100) está en control de “este mundo en ese tiempo” (4).
Combinación de Números
Todos los números aparte de estos veintidós se escriben como combinaciones de los antedichos. Por ejemplo los números entre el 11 y el 19 no existen en el sistema numérico hebreo. Se expresan como 10 + 1, 10 + 2, 10 + 3, etc. El añadir 10 (yod) a otro número sube el significado de ese número a un nivel más alto.
El alfabeto hebreo se compone de veintidós letras. El último libro de la Biblia (Apocalipsis) tiene veintidós capítulos. Al combinar 20 (kaf, que quiere decir “sostener, o “mano que alcanza” o “redención”) con dos (bet, que significa “casa”), tenemos veintidós (22), que representa “una mano activa con propósito en mi casa.” El número veintidós (22) también puede significar “proscrito o exiliado a otro mundo.” Jacob estuvo separado de Isaac por veintidós años. José fue separado de su padre por veintidós años.
Un número grande se puede expresar multiplicando un número base por sí mismo. Por ejemplo, cuarenta y nueve (49) se puede expresar como 7 x 7. Siete (zayin) quiere decir “conflicto” o “espada”; por consiguiente, 49 (7 al cuadrado) indica siete veces más problemas que siete.
Para decidir si el significado apropiado de un número en un caso en particular se puede determinar añadiendo o multiplicando otros números componentes, debemos examinar los contextos bíblicos y comparar varios versículos bíblicos que usan ese número. Si muchas referencias indican el mismo significado o algo similar, podemos tener certeza razonable de que se ha establecido una interpretación verdadera.
Dios en Todo
Un estudio exhaustivo del Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo revela que Dios ha incorporado en él su plan completo para la humanidad.
1 = Alef: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Apocalipsis 22:13).
2 = Bet: “Yo soy en el Padre, y el Padre en mí” (Juan 14:10).
3 = Guimel: DiosPadre, DiosHijo, DiosEspíritu (Mateo 28:19).
4 = Dalet: “Y aquel Verbo fue hecho carne” (Juan 1:14).
5 = Jeh: Jesús resucitó de la muerte (Lucas 24:7; Marcos 16:”).
Podríamos continuar por todo el alfabeto, y ni así captaríamos completamente el significado de Dios. Él está oculto en todo nivel del discurso humano y sus pensamientos que se expresan en el alfabeto, sin embargo nunca podríamos definirle por completo con meros símbolos como las letras del alfabeto.
El Sistema Numérico del Alfabeto Hebreo me ayudó a entender y fechar el gran tribulación Dondequiera que lea profecía en la Biblia, simplemente recuerde estos números y sus significados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario